2/19/2008

Pablo Palacio y la primera ciudad

En opinión de los entendidos, lo que hoy conocemos como ciudad, es un fenómeno reciente. Según esos estudios, apenas si sería una cuestión del siglo XX. Antes de 1850, no había en el planeta ninguna sociedad urbana y en 1900 sólo Inglaterra podía calificarse así.

Los grandes espacios de la naturaleza han sido abolidos en ella. Nada hay que recuerde la vida rural, simple y demorada, de las viejas villas. La nueva ciudad se agita, se revuelve sobre sí misma. Su signo es la velocidad. No da tiempo a las palpitaciones naturales, a los suaves ritmos que durante milenios fueron propios de los hombres, en ella se deshacen las viejas ceremonias humanas. La literatura registra bien ese impacto. Allí no hay lugar para la poesía y el relato orales. Porque la nueva ciudad anula las formas comunitarias más arcaicas.
Los parentescos que podemos encontrar entre Macedonio Fernández y Pablo Palacio, relativos a su experimentalismo, su humor negro y esa poética que muestra en los textos el proceso mismo de su construcción, pudieran ser entendidos, no sólo en términos sociológicos, en el marco de esa primera ciudad. Así la modernidad explicaría el vanguardismo experimental; la paulatina y manifiesta construcción de los personajes, no sería sino una metáfora paralela de la formación del individuo urbano.

Artículo subido por Andrés Salazar www.editorialelconejo.com

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